
Las historias de piratas siempre han sido atractivas porque uno de los condimentos que las rodea es el misterio, porque el paso del tiempo es borroso y muchas leyendas aceptan como reales hechos dudosos.
Los viejos piratas, que verdaderamente existieron y fueron una pesadilla para varios gobiernos, desaparecieron como amenaza seria a finales del siglo XVII.
Menos uno: Roberto Cofresí, puertorriqueño.
Noble de origen, procedente de una de las familias de más abolengo de la isla, decidió cambiar su destino.
Y se transformó en uno de los piratas más sanguinarios y prolíficos, pero a la vez, más documentados de la historia.
Foto: Jerjes Medina Albino / CC0