Haber asesinado a más de 300 personas o estar involucrado en la muerte de casi 3000 es razón suficiente para ocupar el lado oscuro de la historia.
La escalada violenta que lideró por encargo este sujeto alcanzó a las máximas autoridades, incluyendo por supuesto a policías y militares.
Esto contribuyó a que los narcos fueran durante las décadas de los 80 y los 90, amos y señores de Colombia, haciendo de este país uno de los lugares más peligrosos del mundo.
Todos conocen a Pablo Escobar, responsable último de este estado de cosas.
Pero el fiel brazo ejecutor que apretaba el gatillo de estas atrocidades, era su jefe de sicarios, fallecido la semana pasada: John Jairo Velásquez Vásquez.
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