¿Cómo es el sistema penal y el trabajo con mujeres en prisión en Alemania?

14 mayo 2024

Nuestra periodista Magdalena Prado fue invitada por la Embajada Alemana en Uruguay a participar del programa "Sistema penal, resocialización, mujeres en prisión" en Alemania

Nuestra periodista Magdalena Prado fue invitada por la Embajada Alemana en Uruguay a participar del programa "Sistema penal, resocialización, mujeres en prisión" en Alemania.

La comitiva es integrada por jerarcas vinculados a la seguridad carcelaria en América Latina y periodistas.

En su segundo día visitaron Lichtenberg, la principal prisión de mujeres en Berlín.

Esta cárcel tiene plazas para 86 reclusas y una de sus principales características es que cada mujer tiene una celda tipo cuarto; espacio, cama y baño para ella. Todas las ventanas de las celdas dan al patio central.

El enfoque carcelario es claro: la resocialización como un factor para la seguridad pública. "El preso de hoy es tu vecino de mañana", nos dijo el director de la cárcel.

Gran parte de las mujeres presas trabajan de 07:00 a 15:00, y luego realizan actividades como jardinería, yoga y talleres de arte. Aun así, la mayor queja de las reclusas es el tiempo libre: "acá no pasa nada", aseguran.

Más allá de los controles, la droga también entra. Entre el 30 y 35% de las reclusas son consumidoras de heroína. Tienen un sistema de jeringas muy innovador: Las mujeres dejan sus jeringas usadas y retiran una nueva a través de estas máquinas. Así evitan enfermedades.

Todos quienes trabajan allí tienen formación específica en el tema. Psicólogos, asistentes sociales y también operadores (se forman durante dos años para esta tarea). No hay policías ni militares. Ganan buenos sueldos para evitar la corrupción.

A las reclusas les pagan entre 180 y 300 euros por mes, por asistir a talleres y por trabajar. Esa plata la usan para comprar cosas dentro de la cárcel, tienen una lista, enrome de opciones. Otra parte de ese dinero se los retienen para que cuando salgan en libertad tengan ahorros.

Las reclusas se quejan porque las mujeres trans tienen un "mejor tratamiento". Aseguran que, a través de una nueva ley, muchos hombres dicen que son trans y son derivados a cárceles femeninas y eso las pone en riesgo.
No es una cárcel con grandes situaciones de conflictividad.

Cada plaza le sale al gobierno alemán 280 euros por día.

Escuchá el informe de Magui Prado: