Antinoo: El más famoso de los efebos

27 noviembre 2019

En el mundo de la antigua Roma existía el concepto de pederastia, tomado del ideal griego de alcanzar la perfección, aunque la tradición cristiana y la interpretación moderna han tergiversado el concepto romano del mismo, reduciéndolo a su componente sexual.

En el Imperio Romano, el hombre adulto adoptaba el papel de mentor de un adolescente -que no pertenecía a su familia próxima- en todos los aspectos de la vida, tanto pedagógico como emocional.

Surgió como una tradición aristocrática educativa y de formación moral, y de hecho los griegos la consideraban por ello un elemento esencial de su cultura.

Cabe remarcar que el joven era un adolescente ya entrado en la pubertad y no un niño, como se puede interpretar en el concepto actual.

Y la pederastia estaba muy relacionada con la tradición atlética y artística, y era algo fundamental para el entrenamiento militar, constituyéndose en un factor importante en la formación de sus tropas.

De hecho, si un hombre no había tenido un joven como amante, ello indicaba un fallo de carácter.

Y los emperadores no fueron la excepción.

Uno de los más importantes fue Adriano, que gobernó en el segundo siglo de nuestra era.

Entre obras, viajes y reformas de gran porte, Adriano pasó a la historia por su relación pública y escandalosa con un hermoso joven a quien tomó por amante.

Al parecer, su belleza era tal que demás hombres y mujeres envidiaban al emperador, y los artistas lo tomaron como el estándar de belleza ideal.

Conozcan la historia del efebo más hermoso: Antinoo.

Foto: Ricardo André Frantz (User:Tetraktys) [CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)]