Arturo de Nava fue un cantor criollo. Lo singular –y hasta enigmático– es que fue el mayor cantor criollo, desde fines del siglo XIX hasta casi la década de 1920. Un inigualable pionero en múltiples planos artísticos y performáticos, que se configuró en el mayor modelo identificatorio para Carlos Gardel.
Pero además, de Nava (1876-1932) fue pionero de las grabaciones profesionales en el Río de la Plata (1902), antecedente importantísimo del tango-canción, actor circense y teatral con los Podestá, primer bailarín de tango profesional y asesor de musicalizadores de obras dramáticas.
Arturo, con tan meritoria vida, no dejó de sufrir la desdicha. Como la de su propio personaje, ese errante ser que cantaba “No hay vida más desgraciada / que la del pobre carrero…”.
Para conocer más sobre su historia, Jaime Clara convocó a Sábado Sarandí a Hamid Nazabay, investigador, ensayista, psicólogo y docente. Escuchá la entrevista.